¿Cómo es Isla Saona?
Saona cuenta con solo dos pequeños asentamientos en los que se concentra la inmensa mayoría de los habitantes de la isla dedicados fundamentalmente a la pesca: Punta Gorda y Mano Juan. El resto de la isla es un Parque Nacional y Reserva Marina. Los restaurantes y pequeños resorts allí presentes han sido construidos en perfecta armonía con la naturaleza y respetando el entorno.
Las playas de Saona son elegidas por su belleza para rodar diferentes spots e incluso exteriores para alguna que otra película. Destino obligatorio de multitud de excursiones, sus playas de arena blanca, rodeadas de idílicas palmeras, son el reclamo y la excusa perfecta para visitar la isla, un auténtico paraíso en medio del Caribe.


En Saona existen pocos alojamientos, y los que hay, son bastante exclusivos, por lo que si tenéis pensado pernoctar en la isla lo mejor es reservar con bastante anterioridad.
Sus cálidas y transparentes aguas son el lugar perfecto para bucear o hacer snorkel. Los bancos de coral esconden multitud de especies marinas, por lo que una excursión subacuática es altamente recomendable.
Otra de las visitas de obligado cumplimento, esta vez en el interior de la isla, es la llamada Laguna de los Flamencos, una impresionante Piscina Natural llena de especies marinas, un lugar idílico en el que los amantes del buceo y la natación pueden dar rienda suelta a su pasión o explorar la Cueva Cotubanama, lugar donde los indígenas se escondían para no ser descubiertos por los españoles.
Merece la pena llegar a la isla dando un paseo en catamarán o en yate, y disfrutar de las hermosas vistas que nos ofrece el Paso de Catuano, una travesía entre acantilados y con la imagen de la isla en el horizonte.