

Cartagena fue fundada en 1533 por Pedro de Heredia. Durante la época Colonial española fue uno de los puertos más importantes para la corona de España. De Cartagena salían la mayoría de las riquezas que necesitaban en España para la empreza civilizadora que tenía en América.
Por su ubicación estratégica y riquezas fue escenario de constantes asaltos por piratas y tropas francesas, inglesas y holandesas, de ahí la decisión de construir 11 kilómentros de murallas para proteger la ciudad.
En 1815 España inició un intento de reconquista de la ciudad y fue Pablo Murillo, el pacificador, el que estableció un estado de sitio que obligó a los habitantes de Cartagena a permanecer atrincherados dentro de las murallas. La situación acarreó muertes y epidemias, pero los insurrectos lucharon hasta el final.
Fue en 1821, con la derrota de España frente a Simón Bolivar, cuando Cartagena fue finalmente libre.
El mayor atractivo de la ciudad está entonces en el Centro Histórico, ubicado dentro de las famosas murallas. Es importante hacer los recorridos por las trincheras, los castillos y baluartes y conocer la historia.
También hay museos, como el de la inquisición, que cuenta el horror de aquellos años en los que la iglesia católica impuso un régimen del terror y la muerte.
El otro lado de la ciudad histórica está en sus plazas antiguas adecuadas por restaurantes, para que la gente pueda sentarse a beber o a comer, mientras disfruta de la brisa propia de una ciudad costera. No se puede dejar de dar un paseo en coche arratrado por caballos, y recorrer el centro durante la noche.
La comida típica es un manjar. Los pescados en todas sus formas, los mariscos y el arroz con coco complementan unas vacaciones perfectas.
Además aunque las playas en la ciudad son muy concurridas y no tan limpias, existe la opción de viajar en lancha hasta las famosas Islas del Rosario. Después de una hora de viaje aproximadamente el turista se encontrará con unos parajes de ensuaño y unas playas blancas que se integran a un mar de azules cálidos y profundos.
Cartagena no es una ciudad para ser contada, hay que vivirla. Es un lugar lleno de magia para ir en pareja... o conseguirla.