

Uno de los secretos que esconde esta isla es el Parque Nacional de Arikok, un auténtico santuario natural que cuenta con la protección del Gobierno desde principios de la década de los 90. El parque se sitúa en los alrededores de la montaña con el mismo nombre, muy cerca del centro geográfico de la isla. En él se pueden contemplar antiquísimas pinturas rupestres, así como los restos de asentamientos que en el pasado sirvieron de refugio a los habitantes de la isla y donde levantaron las conocidas como Cas di torta, casas hechas de barro y paja.
El Parque cuenta con especies tanto de flora como de fauna autóctonas (un tipo de lagarto conocido como whiptail Aruba, varios ejemplares de aves y dos especies de serpientes), que corren serio peligro de extinción, algo que ha llevado a las autoridades de Aruba a proteger este ecosistema y a intentar desarrollar un tipo de turismo concienciado con el cuidado del medio ambiente.


El Parque Nacional de Arikok está dividido en cuatro sectores, uno central en el que se encuentra una cueva de gran tamaño llamada Dos Playas. Otra submarina conocida como Boca Druif, donde se pueden visitar las cuevas de Huliba, Baranca Sini y Quandririkiri. Restan las zonas norte y sur, las cuales se pueden visitar a caballo o a pie, gracias a una red de caminos perfectamente señalizada y donde podemos disfrutar de todo el esplendor de su vegetación compuesta por numerosas especies como el Kwihi, cactus exóticos, aloe vera y una gran variedad de flores tropicales.


Durante el recorrido se pueden visitar distintos centros de información turística en los que os podrán informar de cuáles son los lugares de interés y obligada visita.
Aruba une así a su gran cantidad de encantos el del turismo natural.
Imágenes sujetas a licencia CC de erikkristensen