

Esta amplia avenida se extiende desde la entrada de la Bahía de La Habana, por espacio de unos 7 kilómetros, con un recorrido en paralelo a la irregular línea costera. En él hay espacio hasta para seis carriles, convirtiéndose en una de las principales arterias para el tráfico en la capital.
La construcción del Malecón se inició en 1901, durante un periodo en el que gobernaban de forma provisional los Estados Unidos, y las obras continuaron desarrollándose a lo largo de 50 años, siendo la primera la que llevaba desde el Paseo del Prado hasta la conocida calle Crespo.


Para muchos, el Malecón es considerado como el corazón de La Habana, un reflejo exacto de la vida de sus habitantes, lugar de encuentro, de risas, celebraciones y que cobra un brillo especial sobre todo en la época de Carnaval, cuando es invadido por miles de cubanos ávidos de fiesta y diversión.


A lo largo del mismo son visibles numerosos inmuebles y estatuas, como los hoteles Riviera y el monumental Nacional, el recuerdo al General Calixto García, a Antonio Maceo (estatua situada en el parque del mismo nombre) o el del Generalísimo Máximo Gómez.
Además, se trata de un lugar casi inevitable, pues, todas las importantes avenidas de la capital desembocan en el Malecón como la calle 23, la avenida de los Presidentes y la avenida Paseo, y el lugar elegido por muchos para escapar del calor nocturno propio de los meses de verano.
Imágenes sujetas a licencia CC de Andre Deak