

Haití es un lugar perfecto para realizar actividades al aire libre, sobre todo los deportes acuáticos, y en especial el buceo. Cualquier persona con o sin experiencia como buceador, puede realizar fácilmente el paseo hasta Cayo Arenoso en una de las las lanchas con fondo de cristal a través del cual se puede apreciar todo lo que ofrece uno de los arrecifes más impresionantes del Caribe. Una vez allí, los visitantes pueden ponerse el equipo de buceo y sumergirse en las transparentes aguas para deleitarse viendo las caprichosas formaciones coralinas, la infinidad de peces de distintos colores y otras maravillas submarinas.


En varios establecimientos situados a pie de playa es posible alquilar barcos para navegar a vela o a motor para esquiar. En algunos de ellos se organizan programas de buceo en profundidad, con instrucción y expedición de los certificados respectivos.
Otro espectáculo submarino muy recomendable es la exploración de los restos navales que alberga en sus profundidades el Golfo de Gonaives. Decenas de embarcaciones inglesas, holandesas, francesas y españolas yacen en el fondo del litoral haitiano, como recuerdo de las batallas que tuvieron lugar por su conquista. Es posible bajar a verlas acompañados de expertos buceadores que hacen de guías.


Otras playas dignas de ser visitadas son las de Ibo, Kyona y Ouanga. Pero hay dos que llaman especialmente la atención: la playa de arena negra en las cercanías de Jacmel y la playa de la Labadie, a la que se llega en barco.
Para los que prefieren la tierra al mar, a poca distancia de la ciudad de Jacmel encontramos el Bassin Bleu, un paraje natural que se caracteriza por contar con tres espléndidas cataratas y que se convierte en el destino perfecto para ser visitado a pie.
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